Actuar en la voluntad de Dios es hacer lo que Él nos pide.
Todo cristiano tiene la sabiduría y el poder del Espíritu Santo, por lo
tanto, ya se está equipado para actuar en el ministerio, es así entonces que
como todos los cristianos tenemos el llamado para servir a Dios, no necesitamos
sentirnos altamente preparados, sino que lo que necesitamos es sentirnos
llamados y aceptar ese encargo.
Pensemos en los primeros cristianos, ellos no sabían nada acerca del
ministerio, por lo tanto, tuvieron que entrar en intimidad permanente con el
Señor para saber cómo actuar y qué hacer.
Esto nos lleva a la siguiente conclusión, “el ministerio tiene que ver más con intimidad con Dios que preparación
en lo natural”
En el libro de Hechos de los apóstoles, capítulo 13, verso 13, encontramos un ejemplo en el que la iglesia primitiva busco la guía del Señor en el ministerio. Dice así en los versos 2 y 3, “Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron”.
Dice aquí que ellos estaban en intimidad con el Señor y en ayuno, que
durante este tiempo fue que les llegó la respuesta del Espíritu Santo, y que
después de haber ayunado y orado actuaron.
El ayuno es también una forma de recibir revelación para el servicio al Señor; el ayuno, tal y como lo vemos en esta parte de las escrituras, es un paso en el descubrimiento de la voluntad de Dios y Su llamado al ministerio.
El gran poder de la Iglesia primitiva para crecer y permanecer en medio de la persecución fue que tuvieron tiempo de adoración, oración y ayuno.
Estas actividades fueron realizadas por hombres que buscaban a Dios,
querían cambiar sus vidas y su entorno. Y gracias a estas prácticas, su
resultado fue tan poderoso que llevaron el evangelio al mundo conocido de
aquella época. Por lo tanto, le motivo para que adoremos, oremos y ayunemos por
un mayor número de personas sirviéndole al Señor, para que se despierte el
poder de servir en amor y unidad.
Y tú, ¿aceptas el llamado del Señor para unirte a servir en la
Iglesia?
Oremos “Amado Padre, gracias por el tiempo de ayuno y oración, te pido Señor que me ayudes a ver las grandes necesidades de estos tiempos y que actives en mí el deseo y la pasión por servir, renuncio al temor y otras excusas, y me pongo a tu disposición, lo pido en el poderoso nombre de Jesús, Amén”.
Versículo “Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron”. Hechos 13:2-3 (RVR60)
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